viernes, 7 de marzo de 2014

El pánico a conducir


El miedo a conducir puede afectar en alguna medida a un tercio de los conductores

El miedo a conducir es una de las fobias más comunes y por otra parte más incapacitantes para un desarrollo vital normal. La amaxofobia o miedo a conducir puede tener distintos grados. Desde el conductor que le resulta imposible ponerse al volante hasta diferentes graduaciones de miedo como por ejemplo conducir por autovías, por carreteras solitarias, a conducir de noche, a conducir por carreteras estrechas, a adelantar...etc.

La amaxofobia una patología muy común, pero muy poco conocida y mucho menos tratada. Afecta aproximadamente a un tercio de los conductores. Mayoritariamente a mujeres con un 87,50%. Con orígenes y desarrollos muy diferentes, pero que desembocan en un hecho común: la incapacidad para conducir. 

El origen puede ser muy variado, como el de todas las fobias. Puede desarrollarse de una manera insidiosa o traumática. 

Los comienzos insidiosos tienen mucho que ver con los aprendizajes previos. Personas que han visto como personas cercanas les han inculcado un miedo y la precaución excesiva a la conducción. O también que han visto cómo alguno de sus padres padecía esta fobia. Y la característica común de estas personas es que una vez obtenida la licencia para conducir no se enfrentan ni habitúan a la conducción desarrollando paulatinamente la amaxofobia.

El otro origen más común es el traumático. Estos casos se enfrentan casi siempre a un accidente de tráfico. La fobia se puede desarrollar tanto en el conductor como en los acompañantes. También se puede originar cuando coincide con un ataque de pánico conduciendo o incluso cuando algún familiar o persona cercana sufre un accidente. En todos los casos se producen síntomas de ansiedad y pensamientos catastróficos cuando volvemos a coger el coche lo que puede desarrollar una evitación que desemboque en la fobia que estamos describiendo.

El tratamiento de la amaxofobia como el de la mayoría de las fobias suele tener un altísimo índice de éxito. Se combina la terapia de exposición con la reevaluación de pensamientos catastróficos que hacen que poco a poco vayan perdiendo credibilidad. Por otra parte la exposición gradual hace que nuestro cerebro se habitúe al estímulo fóbico produciéndose el descenso de la sintomatología ansiosa. 

No obstante, no hay que olvidar que la amaxofobia está vinculada a un hecho en el que existe un riesgo real, conducir puede ser peligroso, por lo que curarse requiere su tiempo, no es una recuperación rápida. Se trata de volver a hacerlo muy poco a poco, progresivamente. Aún con todo debemos ser prudentes y una buena opción siempre es dejarnos asesorar.





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