martes, 17 de septiembre de 2013

Los sentimientos en el desempleo: La indefensión aprendida

Tomar conciencia de las dificultades que se presentan es una buena forma de controlar la ansiedad ante el desempleo.

Cuando la persona desempleada percibe que, independientemente de los CV que envíe semanalmente a infinidad de empresas, de los cursos de formación que realice para mejorar su cualificación mientras consiga trabajo, independientemente de las entrevistas de trabajo que le dejen buen sabor de boca… nada depende de él; genera una percepción de ausencia total de control sobre el resultado de la situación.


Si además, la persona desempleada es constantemente expuesta a acontecimientos negativos y situaciones estresantes que no puede controlar (que no le concedan una ayuda económica que había solicitado, que no le seleccionen para un trabajo en el que había puesto todas sus esperanzas, un gasto imprevisto y elevado que le obligan a realizar debido a una nueva ordenanza municipal, etc.), el mensaje psicológico que la persona traduce de todo ello es: ¡Haga lo que haga, no sirve de nada. No puedo evitar lo que me pasa.'

Si la percepción de indefensión se prolonga en el tiempo, la persona desesperanzada aprende que responder es inútil; que no sirve para nada. Progresivamente va aprendiendo a tolerar este estado, permaneciendo inmóvil, casi inerte, y con menos ganas de hacer un mínimo esfuerzo por huir de la tortura de situación a la que está siendo sometido. Aprende a comportarse pasivamente, porque de no servir para nada; ¿para qué seguir intentándolo?

Por ello, las personas que llevan largo tiempo en situación de desempleo pueden fácilmente pasar a este estado de indefensión aprendida, ampliamente correlacionado con la depresión clínica y con otros trastornos del estado de ánimo.

Si la tensión psicológica que mantiene puede hacer que la persona se desaliente y resigne, abandonando el proceso de búsqueda activa de empleo y lo que podría ser aún más grave; si el estrés se agudiza y prolonga en el tiempo, entrarán en fase de agotamiento; ocasionando respuestas psicosomáticas relativamente estables.

¿Cómo combatir los sentimientos negativos que provoca el desempleo?:

Es importante partir del hecho y entender que nuestro esfuerzo en la búsqueda y consecución de empleo va a tener unas bajas probabilidades de éxito en este momento. Pero partiendo de este hecho y conociéndolo podemos poner en marcha una serie de estrategias que aminoren la sensación de indefensión inevitable que este hecho nos produce.

Para no ser presas de la indefensión aprendida, os proponemos una serie de medidas que os pueden resultar útiles para mantener o recuperar la sensación de control:

  • Toma conciencia: Analiza las dificultades que se te presentan en esta nueva situación, una por una, sin generalizar o dramatizar, para poder ver las posibilidades y los esfuerzos que debes realizar para enfrentarte a ellas.
  • Expresa los sentimientos negativos: Es saludable expresar las emociones negativas de rabia, impotencia o miedo con nuestros allegados. El hecho de contar con apoyo social y percibirlo como tal, nos puede ayudar a canalizar nuestros sentimientos y nos sirve de válvula de escape. Sin embargo, no podemos anclarnos en este mecanismo; tras expresar y aliviar nuestra sobrecarga emocional, es necesario comenzar a poner soluciones. Reservar nuestra energía emocional para el afrontamiento activo.
  • Realizar una planificación económica: Detallar mensual o semanalmente, todos los gastos fijos que existen y todos los ingresos de los que se vaya a disponer, y tomar decisiones sobre la distribución de los mismos. También comenzar a valorar nuevas alternativas como, por ejemplo, actividades de ocio gratuitas o más baratas.
  • Desarrollar una agenda como jornada laboral: Para sentir que tenemos el control de nuestra vida cotidiana, es recomendable crear rutinas de actividad; organizar nuestro día o semana dedicando unas horas para la búsqueda de empleo, otras para la formación, crear hábitos saludables (deporte, relajación…) ES FUNDAMENTAL NO CAER EN LA INACTIVIDAD.
  • Comprender y aprender a manejar los síntomas negativos que pueden asaltarnos al estar desempleados: Tristeza, depresión, ansiedad, sensación de soledad… Conociendo los riesgos psicológicos que pueden asaltarnos, seremos capaces de afrontarlos mejor. Identificar los pensamientos negativos que pueden amenazar nuestra estabilidad emocional, saber pararlos y poner en marcha planes conductuales que bloqueen su efecto.

Información extraida de: http://www.mundopsicologos.com

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